Lee el texto y responde la pregunta 29 a la 31.
Los elegidos.
En el año 701 antes de Cristo. El rey Ezequías mandó excavar un túnel en el sustrato calizo de la ciudad para abastecer de agua a la población de Jerusalén, amenazada por el asedio asirio. El túnel del que aún se pueden visitar más de cuatrocientos metros tomaba el agua de la Fuente de Gijón, la única que manaba todo el año y la llevaba hasta la Piscina de Siloé. Aquella obra de ingeniería militar era inusual hazaña. En uno de sus muros se encontró una transición que hoy figura en el museo arqueológico de Estambul.
No celebra la gloria de Ezequías ni el poder de Yahvé, ni las grandezas de la ciudad santa.
Es un comentario sobre el momento que los obreros se encontraron, unos picando desde el sur, otros desde el norte, y mano el agua. “Y el agua corrió desde la fuente hacia el estanque por espacio de mil doscientos codos”
La inscripción habla de unos trabajadores judíos que vivieron un momento extraordinario la conjunción de los esfuerzos cuyo resultado era el brote de agua que salvaría a Jerusalén del arrasamiento, No lo consiguió, desde luego. La ciudad del templo seria derruida varias veces más, pero el testimonio es muy significativo.
Habla de un pueblo acostumbrado a sobrevivir, aunque fuera bajo tierra, rodeado de enemigos. Sus reyes no buscaban la magnificencia o el esplendor como los reyes asirios, babilónicos y egipcios, si no la eficacia. Sus dioses no tenían gigantescas estatuas y avasalladores monumentos, si no tan solo palabras. Porque el dios de Israel carece de figura, pero había, lo que ha permitido vivir más que las estatuas. Es la voz de lo invisible, pasto de Freud.
El historiador Simón Schama, catedrático en la Universidad de Columbia, nos tiene habituados a extensos libros en los que narra, siempre desde una perspectiva sorprendente, capítulos esenciales de la humanidad. A mi modesto entender, su obra maestra es “The embarrassment of rinches”, una singular crónica de la sociedad holandesa del siglo de oro, cuando la riqueza cayó sobre el pequeño país como una tromba marina. Tiene también historia de la revolución francesa, de Gran Bretaña, o Rembrandt y el, mercado de pintura. Sorprendentemente, suyo es también el único tratado sobre el paisaje donde se habla de las secuoyas americanas como de la pintura de Kiefer.
Este singular historiador es más que un narrador de raza que un erudito o un académico. Para mí, uno de los exactos ejemplos del ensayo que deriva a periodismo. Su último trabajo es apasionante, una “Historia de los Judíos” que en nada se parece a las ya conocidas. Por ejemplo, Schama no comienza como es lo común, con Moisés y las tablas de la Ley, sino que salta por encima del éxodo hasta donde hay ya datos propiamente históricos. El lector se encontrará en medio del Nilo en la Isla Elefantina, con una guarnición de soldados judíos que protegían la frontera Sur del faraón hace dos mil quinientos años. Allí comienza a familiarizarse con un pueblo siempre asediado y condenado a muerte por sus vecinos.
Debate ahí editado la primera parte de esta historia que llega hasta 1492. Una fecha que dice mucho a los lectores que no han sido víctimas de la Logse.
Félix de Azua
29. Según el contexto ¿Qué significa la palabra destacada en mayúsculas?
“El lector se encontrará en medio del Nilo, en la isla Elefantina, con una GUARNICIÓN de soldados judíos que protegían la frontera sur”